Educación: Nuestro Origen y Nuestro Compromiso

Los tres fundadores de SINDI-K procedemos directamente del ámbito educativo. Hemos sido, y seguimos siendo, profesores en distintas etapas del sistema público, desde la educación de adultos hasta la formación profesional y la educación secundaria. Esta raíz común en la enseñanza no es anecdótica: es el pilar fundacional de nuestro compromiso sindical. Porque antes que sindicalistas fuimos testigos —y víctimas— de las contradicciones del sistema educativo público desde dentro.

La realidad que hemos vivido a lo largo de décadas de docencia nos ha mostrado un patrón que se repite: centros sin rumbo económico claro, decisiones presupuestarias tomadas a espaldas del claustro, recursos infrautilizados o directamente desviados, y una constante sensación de impotencia por parte del profesorado, que rara vez participa en la gestión real del centro educativo al que pertenece.

Lejos de ser un problema administrativo menor, este fenómeno es estructural. Desde la aprobación de la LOE en 2006, el Estado español transfirió una gran autonomía de gestión a los centros educativos, una medida que en teoría debía democratizar la vida escolar y permitir mayor flexibilidad organizativa. En la práctica, sin embargo, dicha autonomía no vino acompañada de verdaderos mecanismos de participación ni de formación técnica para quienes debían ejercer ese nuevo poder. El resultado: directores con margen casi absoluto para manejar el presupuesto, y consejos escolares convertidos en órganos decorativos, donde ni alumnos ni padres ni docentes cuentan con herramientas ni conocimientos para ejercer un control efectivo.

Es desde esta experiencia compartida —no como observadores, sino como protagonistas del aula— que decidimos fundar un sindicato diferente. Un sindicato que no repita los viejos vicios de las organizaciones verticales, sino que se construya desde abajo, desde la base, con los pies firmemente plantados en las aulas, los pasillos, las bibliotecas y los patios de los centros públicos.

Nuestro compromiso con la educación no es sectorial: es personal, biográfico y político. Porque sabemos que si no empezamos por dignificar y democratizar la gestión interna de los propios centros educativos, todo discurso sobre equidad, innovación y derechos laborales queda en papel mojado.

Desde SINDI-K, nuestra actuación en el ámbito educativo tiene una base clara: formar, informar y empoderar a los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza para que recuperen el control sobre los recursos de su centro, participen con voz propia en la toma de decisiones, y puedan exigir transparencia, justicia presupuestaria y condiciones laborales acordes con la importancia social de su labor.

Autonomía de los centros y oscurantismo presupuestario

Con la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Educación (LOE) en 2006, promovida durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se introdujo una profunda transformación en la estructura organizativa de los centros educativos públicos. Uno de los pilares de esa reforma fue la ampliación de la autonomía de los centros, especialmente en lo que respecta a su gestión económica. La intención declarada era noble: dotar a los equipos directivos y a las comunidades escolares de mayor capacidad de decisión para adaptar los recursos a sus necesidades concretas.

No obstante, la experiencia en las aulas demuestra que esta autonomía, lejos de democratizar la gestión, ha sido utilizada en muchos casos como una vía para concentrar el poder económico en manos del equipo directivo, sin garantizar mecanismos reales de control, transparencia ni participación efectiva del profesorado ni del resto de la comunidad educativa.

Los Consejos Escolares, teóricamente concebidos como órganos de representación plural y deliberación democrática, están compuestos por una mayoría de miembros que, aunque representan sectores legítimos de la comunidad educativa, carecen de la formación técnica o de la capacidad real de intervención en asuntos complejos como la elaboración y el seguimiento del presupuesto. A menudo están formados por estudiantes menores de edad, padres y madres sin conocimientos sobre normativa presupuestaria, y un número reducido de docentes elegidos bajo procedimientos poco participativos. A todo esto se suma la figura del representante municipal, que en muchos centros ni siquiera comparece a las reuniones.

En consecuencia, el director o directora del centro acaba gestionando, en la práctica, la totalidad del presupuesto con muy escasa fiscalización. Se trata de una forma de gestión que, si bien puede resultar eficiente en determinados contextos, en demasiados casos se convierte en opaca, arbitraria o incluso negligente.

Esta situación provoca que departamentos enteros trabajen sin recursos suficientes, que materiales esenciales no se repongan, o que partidas presupuestarias se desvíen a fines no consensuados. Los docentes acaban asumiendo de su bolsillo el coste de materiales básicos, mientras desconocen por completo el destino del presupuesto que oficialmente debería estar a su disposición. Es decir, una desconexión entre el marco legal y la realidad funcional del centro.

Desde SINDI-K, denunciamos esta desconexión como uno de los principales factores que deteriora las condiciones laborales del profesorado y merma la calidad del servicio público educativo. Reivindicamos una reforma profunda del modelo de gestión escolar que garantice la transparencia económica, la formación obligatoria en presupuestos para los representantes del Consejo Escolar, y mecanismos efectivos para que cualquier trabajador del centro pueda solicitar, conocer y auditar el destino de los fondos públicos.

Lo que propone SINDI-K

Frente al oscurantismo presupuestario y la falta de participación real en los órganos de decisión de los centros educativos, SINDI-K plantea una estrategia clara y transformadora que combina formación, empoderamiento legal, acompañamiento técnico y acción colectiva. Nuestro objetivo no es solo denunciar la falta de transparencia, sino construir alternativas prácticas que permitan a los trabajadores recuperar el control sobre los recursos públicos que les corresponden por derecho.

  • 🌍 Formación específica para profesores, familias y estudiantes en materia de fiscalización pública, normativa educativa y control presupuestario. Organizamos talleres, materiales didácticos y sesiones informativas que permiten comprender cómo funciona realmente el presupuesto de un centro educativo, quién lo decide, cómo se aprueba y cómo puede ser modificado.
  • ⚖️ Divulgación de herramientas legales que permiten a cualquier miembro de la comunidad educativa ejercer su derecho a la información económica del centro, incluso sin formar parte del Consejo Escolar. Enseñamos a redactar solicitudes formales, a invocar la normativa vigente sobre acceso a la información pública, y a utilizar los cauces legales para exigir transparencia.
  • 📂 Elaboración de guías sindicales prácticas, diseñadas de forma clara y accesible, que explican paso a paso cómo interpretar un presupuesto escolar, cómo detectar irregularidades y cómo solicitar modificaciones. Estas guías permiten a los trabajadores educativos involucrarse directamente en la toma de decisiones sin necesidad de tener conocimientos técnicos avanzados.
  • 🛠️ Asistencia técnica y asesoría jurídica personalizada a cualquier trabajador que desee impugnar decisiones presupuestarias arbitrarias, solicitar su parte del presupuesto departamental, o denunciar situaciones de opacidad en la gestión económica del centro. Ponemos al servicio de nuestros afiliados un equipo de apoyo especializado, comprometido con la defensa activa de sus derechos.
    • Con estas medidas, SINDI-K no solo defiende los derechos del profesorado, sino que apuesta por una democratización real de la vida escolar, en la que la transparencia y la corresponsabilidad sustituyan al autoritarismo silencioso que impera en muchos centros. La educación pública debe ser gestionada con criterios de justicia, equidad y participación. Y para eso, hace falta organización, formación y voluntad colectiva. En eso estamos.

Un paso hacia condiciones más justas para el profesorado

En SINDI-K estamos convencidos de que la transparencia no es un lujo, sino una herramienta fundamental para transformar las condiciones laborales del profesorado. Allí donde los recursos existen pero no se ven, donde los presupuestos se aprueban sin debate, y donde las decisiones se toman a puerta cerrada, florece la precariedad, el agotamiento y la desmotivación de los trabajadores de la educación.

Por eso, nuestra lucha no es solo por mejores sueldos o por la reducción de ratios. Nuestra lucha comienza en el derecho básico a saber: saber cuánto dinero recibe el centro, saber en qué se gasta, saber qué parte corresponde a cada departamento, y saber por qué no se invierte donde más se necesita. La transparencia económica no es una reivindicación secundaria, es el primer paso para cualquier mejora estructural y duradera.

Solo cuando sabemos lo que hay, podemos exigir lo que falta. Solo cuando tenemos acceso a los datos, podemos pasar del lamento a la acción. Y solo cuando participamos de forma real en las decisiones del centro, podemos construir una escuela pública justa, democrática y centrada en su misión pedagógica.

SINDI-K no se conforma con exigir transparencia desde fuera: queremos dotar a cada docente de las herramientas legales, técnicas y sindicales necesarias para convertirse en protagonista de esa transformación. Porque no hay condiciones dignas sin control de los recursos. Y no hay justicia sin información.